Nacido el 5 de enero de 1976, la familia Tristán Herrera se colmaba de felicidad con el regalo que los Reyes les habían traído, siempre pensaron que el chico tenía cualidades con la pelota y soñaban con que algún día defendiera la elástica del Sevilla FC, el equipo de la familia, y poco lo faltó pues con 16 años hizo una prueba con los sevillistas para ingresar en su cantera pero no la pasó ya que lo consideraron demasiado delgado.
A los dos de jugar en campos de tierra el joven Tristán recibe la llamada del Betis, el eterno rival del Sevilla, interesado en contar con sus servicios. No lo dudó ni un momento y se unió a una camada de chavales conocida como la “Rosi Boys”, una generación que deslumbraba en las categorías inferiores y que tenía su campo de acción entre la ciudad deportiva de Heliópolis y los botellines fresquitos en el bar de La Rosi. Jugadores como Pinto, Capi, Fernando Sales, Quico, Varela o Juan Jesús son algunos de los que llegaron a la máxima categoría, pero quizás Diego fue el más destacado de todos.
El Betis sabía que tenía un diamante en bruto que destacaba no solo por sus potentísimos saques de banda, sino también por su capacidad goleadora, había que atarlo en corto y el Presidente Lopera sabía muy bien cómo hacerlo. Diego se negó en rotundo a firmar un contrato por diez años, con una cláusula de rescisión altísima y con una ficha bajísima.
Al Gran Capo del Betis “Don Manué” no le gustaba demasiado que le dijeran que no a sus deseos, por lo que para presionar al chaval lo apartó del filial bético y lo tuvo cuatro meses sin jugar.
Diego era un joven talento en aquel momento (tenía 20 años) pero no dejaba de ser un proyecto de futuro y quedándole algún año más de contrato dudaba que nadie fuera a pagar los 150 millones de pesetas que costaba su libertad.
Luis Aragonés lo llamó para entrenar con la primera plantilla . Luis fue muy claro con él y le dijo mirándole a los ojos “chaval, me gustas y quiero contar contigo en un futuro, pero hasta que no resuelvas tu situación no pienso ponerte” sinceridad que el algabeño agradeció al igual que cuando fue a pedirle consejo pues el Mallorca estaba dispuesto a pagar el dinero que valía su libertad y Luis le recomendó fichar por los baleares para no hipotecar su carrera con diez años de contrato.
En su primer año en Mallorca jugando en el filial bermellón ya dio muestras de su clase, por lo que tardó tan solo un año en dar el salto al primer equipo en el cual deslumbró absolutamente a todos anotando 18 goles aquella temporada.
Lorenzo Sanz, presidente del Real Madrid, firmó un precontrato con él antes de las elecciones pero las perdió a favor de Florentino Pérez, el cual no quería nada que oliese a Sanz en el equipo y rompió el contrato firmado ya que al preguntarle al jugador “¿Es verdad que usted sale mucho? ”Diego le respondió “¿usted que quiere, un futbolista o una monja?”.
Así aprovechando la negativa del Real Madrid a ficharle fué el Deportivo de la Coruña, vigente campeón de Liga, el que pagó al Mallorca 2.500 millones de pesetas por él.
En Coruña Diego explotó definitivamente formando una sociedad con Makaay, Fran y Valerón de auténtico babero que tuvo su punto álgido en el 2002 cuando consiguen amargarle la fiesta al Real Madrid consiguiendo el título de Copa en el Bernabeu y quedando máximo goleador de la Liga.
Toda Europa estaba atento a Tristán en aquel momento pues el chico estaba entre los tres mejores delanteros del mundo con total seguridad, era su momento y era año de Mundial, por lo que las esperanzas de que la España de Camacho, Carabollo y de Mendieta, Valerón, Joaquín, etc pasara por fin la barrera de cuartos no eran ni mucho menos infundadas pero una lesión de tobillo tras el segundo partido contra Paraguay finiquitó prematuramente su participación en la Copa del Mundo sin tener tiempo de demostrar nada.
Tristán siguió en el Deportivo, pero la dichosa lesión le mantuvo renqueante gran parte de la temporada y bajó sus números con respecto a anteriores temporadas, rondando la decena de goles en cada una de las siguientes campañas. Se decían que no se cuidaba como de un deportista de élite cabía esperar, que salía mucho y que su estilista le engañaba con las nuevas tendencias en moda, lo que unido a diversos desencuentros con Caparrós le hicieron salir de Coruña tras seis años con destino a Livorno y la difícil responsabilidad de ser el sustituto de Lucarelli.
No tuvo suerte en Italia a pesar del especial seguimiento que le hicieron desde España y el equipo acaba descendiendo tras un aciago año en el que apenas juega 20 partidos en los que anota un solo gol a la Roma.
Su carrera comenzaba una decadencia y él parecía no encontrar a aquel delantero matador que llevaba dentro, se le acusaba de cierta dejadez y pasotismo pero aun así tuvo un par de coletazos más en la élite.
Primero lo intentó en el West Ham donde demostró su calidad a cuentagotas y por último en el Cádiz, siendo el fichaje estrella de la segunda para la temporada 2009/10.
No tuvo un mal papel en el Carranza, la afición le cogió cariño e incluso le dedicaron un cuplé que decía
“Tristan es buen delantero pero si escucha al portero gritar eso de "salimos" lo lleva a rajatabla y sale de marcha con los amigos“ pero el descenso del equipo amarillo a Segunda B acabó por propiciar su retirada.
Desde entonces Diego Tristán ha jugado en el equipo de veteranos del Betis, es presidente, medio dueño, entrenador de categorías inferiores y hombre anuncio del Atlético Algabeño, hay quien dice que si hubiera tenido más cabeza hubiera llegado mucho más lejos, pero quizás de no haber sido él mismo nunca hubiera llegado a donde llegó, así que hagamos buena la frase de Mágico González y disfrutemos de los genios el tiempo que tengan a bien deleitarnos con su clase. Ellos son así.
Lorenzo Sanz, presidente del Real Madrid, firmó un precontrato con él antes de las elecciones pero las perdió a favor de Florentino Pérez, el cual no quería nada que oliese a Sanz en el equipo y rompió el contrato firmado ya que al preguntarle al jugador “¿Es verdad que usted sale mucho? ”Diego le respondió “¿usted que quiere, un futbolista o una monja?”.
Así aprovechando la negativa del Real Madrid a ficharle fué el Deportivo de la Coruña, vigente campeón de Liga, el que pagó al Mallorca 2.500 millones de pesetas por él.
En Coruña Diego explotó definitivamente formando una sociedad con Makaay, Fran y Valerón de auténtico babero que tuvo su punto álgido en el 2002 cuando consiguen amargarle la fiesta al Real Madrid consiguiendo el título de Copa en el Bernabeu y quedando máximo goleador de la Liga.
Toda Europa estaba atento a Tristán en aquel momento pues el chico estaba entre los tres mejores delanteros del mundo con total seguridad, era su momento y era año de Mundial, por lo que las esperanzas de que la España de Camacho, Carabollo y de Mendieta, Valerón, Joaquín, etc pasara por fin la barrera de cuartos no eran ni mucho menos infundadas pero una lesión de tobillo tras el segundo partido contra Paraguay finiquitó prematuramente su participación en la Copa del Mundo sin tener tiempo de demostrar nada.
Tristán siguió en el Deportivo, pero la dichosa lesión le mantuvo renqueante gran parte de la temporada y bajó sus números con respecto a anteriores temporadas, rondando la decena de goles en cada una de las siguientes campañas. Se decían que no se cuidaba como de un deportista de élite cabía esperar, que salía mucho y que su estilista le engañaba con las nuevas tendencias en moda, lo que unido a diversos desencuentros con Caparrós le hicieron salir de Coruña tras seis años con destino a Livorno y la difícil responsabilidad de ser el sustituto de Lucarelli.
Su carrera comenzaba una decadencia y él parecía no encontrar a aquel delantero matador que llevaba dentro, se le acusaba de cierta dejadez y pasotismo pero aun así tuvo un par de coletazos más en la élite.
Primero lo intentó en el West Ham donde demostró su calidad a cuentagotas y por último en el Cádiz, siendo el fichaje estrella de la segunda para la temporada 2009/10.
No tuvo un mal papel en el Carranza, la afición le cogió cariño e incluso le dedicaron un cuplé que decía
“Tristan es buen delantero pero si escucha al portero gritar eso de "salimos" lo lleva a rajatabla y sale de marcha con los amigos“ pero el descenso del equipo amarillo a Segunda B acabó por propiciar su retirada.
Desde entonces Diego Tristán ha jugado en el equipo de veteranos del Betis, es presidente, medio dueño, entrenador de categorías inferiores y hombre anuncio del Atlético Algabeño, hay quien dice que si hubiera tenido más cabeza hubiera llegado mucho más lejos, pero quizás de no haber sido él mismo nunca hubiera llegado a donde llegó, así que hagamos buena la frase de Mágico González y disfrutemos de los genios el tiempo que tengan a bien deleitarnos con su clase. Ellos son así.
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